“¡Abuela!”, corrió y abrazó a Marlene, que estaba en la cama. “No te pasará nada, abuela. No te preocupes. Dios no te quitará de nosotros porque eres todo lo que tenemos”.
Hasta hace un año Linda vivía con Marlene. Ella la cuidó y la ayudó mucho. Incluso estuvo dispuesta a rechazar una beca que le cambiaría la vida, pero se mudó a la ciudad para continuar su educación ante la insistencia de Marlene.
 
					