El conductor de rickshaw que cambió la vida de cientos de jóvenes
Un segundo comienzo inesperado
Bai Fangli había llevado una vida sencilla y humilde. Nacido en 1913, pasó la mayor parte de su vida trabajando conduciendo una bicicleta para mantener a su familia. Para cuando tenía setenta y tantos, se jubiló, con la esperanza de pasar sus últimos años en paz. Pero un día, mientras visitaba una escuela cerca de su pueblo, Bai vio que un grupo de niños salía temprano. Curioso, preguntó por qué. La respuesta lo impactó profundamente: abandonaron la escuela porque sus familias ya no podían pagar la matrícula.
Para Bai, quien había vivido en la pobreza y nunca tuvo el privilegio de una educación completa, esto fue desgarrador. Ese día, tomó una decisión silenciosa pero que le cambió la vida: volvería a trabajar y usaría sus ganancias para ayudar a los niños a seguir estudiando.
Pedaleando con un propósito
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A los 74 años , Bai regresó a las agotadoras calles de Tianjin, sustituyéndose de nuevo a su rickshaw para transportar pasajeros y cargas pesadas. El trabajo era agotador. Sus jornadas a menudo se extendían desde el amanecer hasta la noche, pedaleando verano bajos abrasadores e inviernos gelidos. Sin embargo, a pesar de su edad y dolor físico, Bai siguió adelante con una resistencia notable.
Vivía con una frugalidad extraordinaria. Bai vestía ropa vieja y remendada, comía las comidas más sencillas y alquilaba la habitación más barata que encontraba; a veces dormía en su rickshaw para ahorrar dinero. Cada yuan que ganaba, más allá de su mínima supervivencia, lo destinaba a un fondo creciente para la educación de sus hijos.
Cambiando cientos de futuros
Al principio, Bai hacía pequeñas donaciones discretas a las escuelas: la primera cantidad fue de unos 5000 yuanes , una suma enorme para alguien de su nivel económico. Pero con el paso de los años, sus donaciones aumentaron. Empezó a correr la voz de que el anciano conductor de rickshaw financiaba los sueños de los estudiantes.
Para cuando finalmente se jubiló por última vez, alrededor de 2001 , Bai había donado un total de 350.000 yuanes , prácticamente todos sus ahorros. Su generosidad financió la matrícula y los gastos escolares de más de 300 estudiantes de bajos recursos , desde la primaria hasta la universidad.