“Él no es mi hijo”, declaró fríamente el millonario, su voz resonando en el vestíbulo de mármol. “Prepara tus cosas y vete. Los dos.” Señaló la puerta. Su esposa abrazó con fuerza a su bebé, con lágrimas llenándole los ojos. Pero si tan solo él hubiera sabido…

Él no es mi hijo”, declaró fríamente el millonario, su voz resonando en el vestíbulo de mármol. “Prepara tus cosas y vete. Los dos.” Señaló la puerta. Su esposa abrazó con fuerza a su bebé, con lágrimas llenándole los ojos. Pero si tan solo él hubiera sabido…

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