La mañana en que nuestro coche abandonado se convirtió en un reino de felinos callejeros

Obviamente, no podíamos dejar que treinta gatos callejeros invadieran el jardín. Entre el vecino alérgico, los niños del barrio y   mamá   , que odia lo inesperado, la convivencia iba a ser… complicada.

Pero al observar a estos animales pacíficos, casi felices, algo despertó en mí. Habían encontrado refugio. Y no podía simplemente descartarlos como simples indeseables.

Entonces, un detalle lo cambió todo: un gato negro llevaba un collar desgastado. En el pequeño medallón, un nombre grabado:   Chacha  . Esto significaba que había tenido familia.

Reencuentro, solidaridad… y el comienzo de una historia

Se publicó un mensaje en el foro local: “ENCONTRADO: Grupo de gatos viviendo en un coche viejo”. En dos días, varias familias se habían presentado. Lágrimas, abrazos, reencuentros inesperados. Algunos gatos llevaban meses perdidos. Pero aún así, más de 20 seguían sin hogar.

Fue entonces cuando dije, medio en serio: “¿Qué pasaría si crearíamos un santuario?”

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