Una buena circulación sanguínea implica que tu corazón bombea mediante tus venas y arterias los nutrientes que requiere tu cuerpo para trabajar de forma eficiente en el día a día. Al permitir la metabolización y análisis del dióxido de carbono.
Una falta de buena circulación sanguínea podría provocar el adormecimiento, frialdad u hormigueo de las extremidades.