Me enteré de que mi marido estaba planeando divorciarse, así que una semana después trasladé mi fortuna de 400 millones de dólares…

Fui a la costa. Vi cómo el océano entraba y salía como siempre. Respirar. Me reconstruí. Recordé quién era antes de convertirme en “su esposa”.

La gente dice que el divorcio es una tragedia.

El mío fue una liberación.

¿Y Tomás? Aprendí a las malas lo que sucede cuando confundes la gracia con la debilidad.

Él nunca lo verá venir, pero yo ya lo vi.

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