Conclusión
No necesitas aparatos tecnológicos ni pruebas costosas para saber si un huevo está en buen estado. Con un vaso de agua y tus sentidos puedes determinar su frescura en segundos. Saber esto no solo te ahorra dinero y evita el desperdicio, sino que también protege tu salud y la de tu familia.
Así que la próxima vez que tengas dudas sobre esos huevos olvidados en el refrigerador, haz la prueba del vaso, observa, huele… ¡y decide con seguridad!
 
					