 
			Una madre de 70 años acudió a su hijo para pedirle dinero prestado para el tratamiento médico, su hijo solo le dio un paquete de fideos y luego la ahuyentó cortésmente, cuando llegó a casa y lo abrió, se sorprendió y no podía creer lo que veía…
Afuera, el sol dorado de la tarde caía sobre el nuevo techo de tejas, el sonido de los gallos cantando y las risas de los niños resonaban. Todo el barangay se recordó mutuamente: “Nunca olvides a tus padres. Gracias a ellos, tenemos hoy”.
El último legado
de Dolores: la vejez pacífica
En los años posteriores a la cirugía, la salud de Dolores se estabilizó gradualmente. Todas las mañanas, a menudo se sentaba en el porche, mirando el jardín de sampaguita blanca y a sus nietos corriendo por el patio. Su rostro arrugado siempre brillaba con sonrisas.
Ramón y su esposa Cecilia aún mantenían el hábito de regresar a su ciudad natal todos los fines de semana. Cada vez que regresaban, toda la familia se reunía para comer, y Dolores se sentaba en el medio, contando viejas historias:
– “Cuando Nanay era joven, era muy difícil. Pero gracias al amor, pudimos llegar a donde estamos hoy”.
Los nietos escuchaban con entusiasmo, a veces preguntando:
– “Lola (abuela), ¿es cierta la historia del paquete de fideos con el sobre de dinero?”
Ella sonrió suavemente:
– “Sí, es verdad. Pero lo importante no es el dinero en el sobre, sino el corazón de un hijo para su madre”.
Una madre se convierte en un modelo a seguir
