Cuando mi abuela me vio cocinando papas en agua para preparar puré, soltó una carcajada y me dijo:
—¿En agua? ¡Ahí se va todo el sabor, mi’j@!
Fue entonces cuando me reveló el truco que ha pasado de generación en generación en nuestra familia. Un método simple, pero transformador, que convierte un puré común en una delicia irresistible.
 
					